Si bien el empleo creció, todavía hay un 38% de personas con problemas
de laborales. Esto incluye tanto a los desempleados como a los
subempleados y, sobre todo, a los trabajadores no registrados.
Ismael Bermúdez ibermudez@clarin.com
Luego de varios años de crecimiento, aún más de 4 de cada 10 personas
activas están con problemas de empleo porque no lo tienen o no están
registrados. Y de los que cuentan con un trabajo y están registrados,
aunque las paritarias han ido renovando los salarios, una buena parte
tiene ingresos bajos o se desempeña bajo distintas formas de
precarización.
La radiografía laboral argentina, en base a las
cifras oficiales, marca que la población activa (PEA) se ubica en torno
del 40% de la población total. Son 16.816.700 personas, un número
elevado si bien todavía hay un margen para que siga creciendo porque
entre los inactivos figura un gran contingente de personas de mediana
edad, en especial entre las mujeres.
En los últimos años también
aumentó el número de jubilados que trabaja, inclusive en relación de
dependencia, por el incremento de la expectativa de vida pero también
por la insuficiencia de los ingresos de la jubilación.
El 62% del
total –10,5 millones de personas– está registrado en la Seguridad
Social, un porcentaje que fue creciendo por las medidas de fiscalización
y cruce de datos, pero también por la creación de nuevas figuras de
aportantes, como el monotributo o el régimen especial de servicio
doméstico que vienen en ascenso El resto son desocupados (1,1 millones) o
trabajadores en negro (5,1 millones). Así, el 38% de la población
activa tiene serios problemas de empleo ya sea porque está sin trabajo o
sin protección social. A esto se agrega que una parte de los ocupados
registrados son subempleados, o sea, gente que trabaja pocas horas y
está dispuesta a trabajar más. En este segmento figuran, incluso,
personas con programas de empleo.
En síntesis, luego de prácticamente una década de crecimiento, más de 4 de cada 10 activos padece de problemas de empleo.
De
los inactivos, unos 7 millones son jubilados y pensionados nacionales o
provinciales, incluidas las pensiones no contributivas. Del resto de
las personas, la mitad son menores de 17 años.
Los unos y los
otros El grueso de los registrados–unos 9 millones de personas– son
trabajadores en relación de dependencia, lo que indica un alta tasa de
asalariados. Los profesionales o cuentapropias suman casi 1,6 millones,
distribuidos entre monotributistas –la amplia mayoría– y autónomos.
Entre los monotributistas se admite que existe un segmento de
trabajadores en relación de dependencia, en especial quienes tienen dos
empleos: en el principal figuran en relación de dependencia y en el
segundo, como monotributistas.
De los que no están registrados,
el grueso, el 75%, también son empleos en relación de dependencia, sobre
todo personal doméstico, trabajo rural y construcción. Sobre más de un
millón de empleos domésticos, figuran con aportes una cuarta parte:
286.109, en gran parte por las ventajas impositivas para el empleador
por la deducción de la base imponible de Ganancias.
El 60% de los
empleos en relación de dependencia registrados tiene un ingreso inferior
a los $5.000. A partir de las últimas paritarias, una parte importante
de esta franja, 1,5 millones de personas, cobra entre $4.000 y $5.000.
En promedio, el sueldo sujeto a aportes provisionales ronda los $6.000.
Los que no están registrados ganan aproximadamente un 30% menos que los
empleados en blanco.
La radiografía salarial muestra que las
escalas de sueldos siguen siendo restringidas con relación al costo de
vida. Numerosas mediciones universitarias ubican el costo de la canasta
familiar en torno de los $6.500, suma que alcanzan muy pocos gremios. En
algunos sectores, como los ubicados en el sur patagónico, los ingresos
laborales son más altos, pero también el costo de vida es más elevado.
En Tierra del Fuego, según la Dirección de Estadísticas y Censos, la
canasta básica de pobreza de una familia tipo ronda los $8.000
mensuales.
Por actividades, la mayoría de los asalariados trabaja
en el Estado, ya sea nacional, provincial o municipal. Le siguen los
servicios (sociales, salud, inmobiliarios, comunitarios), la industria y
el comercio.
Con relación a 2003, creció en mayor medida el
empleo registrado en el comercio, la construcción, hoteleria y
restaurantes y servicios. En menor medida lo hicieron la agricultura y
la industria.
Fuente: www.ieco.clarin.com
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