lunes, 6 de septiembre de 2010

Santa Margarita: Un barrio, un descampado

Con poco más de medio siglo de vida, el sector está dividido por seis manzanas de terrenos baldíos donde se acumulan altos pastizales, tierra y roedores que afectan su perímetro.
En el área de 21 manzanas que componen el barrio Santa Margarita, la calle De Angelis funciona como un cordón divisor entre dos sectores bien distintos: uno, pleno en cuanto a sus servicios y, otro, más postergado y aún en crecimiento.
Es a partir de esta calle y hacia el noroeste donde se extienden unas seis manzanas (entre Rosario y avenida Alem) que conforman, en su conjunto, el horizonte de los principales problemas y necesidades del barrio.
Los altos pastizales, la acumulación de basura y la presencia de roedores y alimañas en estos terrenos son, para los vecinos, motivo de reiterados reclamos, en los últimos 20 años.
Según datos proporcionados por la oficina municipal de Catastro, los lotes fueron comprados, hace años, por el Círculo de Suboficiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Al parecer, recientemente, se ha evaluado la posibilidad de transferir estas tierras a un privado, para que las urbanice. En tanto, atrás quedaron, al parecer, los planes de construir allí un complejo de viviendas.
El presidente de la Sociedad de Fomento, Jorge Giunti, asegura que, actualmente, esas manzanas son "terrenos de nadie" y que sólo se trata de grandes baldíos que dificultan el crecimiento del barrio.
A esto se suma la gran acumulación de tierra que termina por diseminarse en los sectores aledaños, debido a que el pavimento brilla por su ausencia.
"Desde hace muchos años, los vecinos se quejan porque no se hace el asfalto sobre De Angelis. En principio, el problema era la diagramación de los desagües pluviales. Pero, ahora, que, al parecer, ya los corrieron, ni la Provincia ni Nación aflojan con los fondos", puntualiza Giunti.
Pero la falta de pavimentación es un problema que se hace extensivo en otros puntos del barrio, como las calles Carriego y Rosario, hacia el noroeste.
Sobre ese sector, también hay vecinos que carecen de instalaciones de gas, debido a que es una zona aún en formación.
"Los que viven en estas calles están desesperados", acota el fomentista.
Transporte e inseguridad
Según Giunti, otro motivo de preocupación entre los vecinos es el funcionamiento de las líneas de colectivos.
"Con las modificaciones que se hicieron, el corazón del barrio se quedó sin transporte público, porque, al desaparecer la línea 500 A, los vecinos tienen que ir hasta avenida Alem para tomar la 500 o esperar la 516 sobre Cuyo", explica.
Asimismo, la sensación de inseguridad generalizada no es ajena a quienes habitan Santa Margarita; en especial, durante las últimas dos décadas, cuando los robos se hicieron más habituales.
"Hasta los años 90, los vecinos nos reuníamos para hacer almuerzos multitudinarios en beneficio de la escuela del barrio. Pero empezamos a sufrir ataques y robos en nuestras casas. Muchos no quisieron moverse más".
En el último tiempo, algunos optaron por contratar personal de guardia, para que esté alerta y vigile durante la noche.
"Pero no deja de ser una complicación. En principio, porque no existe una reglamentación sobre qué pasa si le ocurre algo al cuidador. También hay vecinos que no quieren pagar el servicio, porque dicen que tiene que ser el Estado quien se debe hacer cargo".
Según asegura el fomentista, las guardias han sido efectivas en varias ocasiones, dando intervención al 911 ante la detección de personas sospechosas o aun de hechos delictivos.
Tierra de quintas
Actualmente, Santa Margarita es habitado por unas 500 familias, en general, de clase media y de una amplia franja etaria.
Entre los más antiguos vecinos, se cuentan los fundadores del barrio que, a fuerza de esfuerzo y trabajo, lograron incorporar, poco a poco, los servicios básicos. Fue en 1957 cuando los primeros terrenos fueron loteados para la construcción, dando inicio a la desaparición de las quintas en este sector.
Es por ello que, aun entre los actuales vecinos abundan los recuerdos sobre las tareas de cultivos y cría de animales que eran habituales en estas tierras. Por esos tiempos, podía leerse, en grandes carteles inmobiliarios: "¡Compre un lote en el rinconcito más hermoso de Bahía Blanca! Gran barrio parque Santa Margarita".
La fundación de la Sociedad de Fomento y Cultura, en tanto, llegó en junio de 1972, y cuatro años más tarde, un conjunto habitacional de 72 viviendas ocupó las tierras comprendidas entre Zapiola, Nicaragua, Espeche, González y Mallea.
Algunos detalles
Nombre: Margarita es el nombre de la madre del médico Víctor Locatelli, uno de los propietarios de las tierras donde se fundó el barrio. Asimismo, evoca a la santa considerada precursora de la devoción al Sagrado Corazón.
Límites: Entre avenida Alem y las calles Cipolletti, Zapiola y Cuyo.* Agua: 100%.* Gas: 90%.* Obras sanitarias: 90%.
Electricidad: 90%.
Pavimentación: 80%.
Instituciones: Escuela Nº 74 "Vicente Calderón", la Sociedad de Fomento, el Centro de Jubilados. No tiene sala médica, por su proximidad con las de los barrios Avellaneda y San Cayetano.
Transporte: líneas 500 y 516.
Actividades culturales: Yoga, artes marciales, repostería, manualidades.
Actividad comercial: Reducida.
Fuente: La Nueva Provincia

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