Hay
un 8,9% de indigentes en el país y los sectores vulnerables del
Conurbano y la ciudad de Buenos Aires son los más afectados. Los
datos corresponden al tercer trimestre de este año
Por
Martín Dinatale. (www.infobae.com)
El
gobierno de Mauricio Macri finalizará su mandato con un nivel de
pobreza en la Argentina del 40,8% de personas afectadas por este
flagelo y un 8,9% de indigentes.
Los
datos corresponden al tercer trimestre de este año y se desprenden
del último informe del Observatorio de la Deuda Social de la
Universidad Católica Argentina (UCA) donde se muestra una dura
realidad respecto a otros años: la tasa de pobreza registra una
fuerte alza en relación al año 2018 y al 2017, alcanzando los
valores más altos de la década.
Según
el informe de la UCA al que tuvo acceso Infobae, se estima que al
tercer trimestre de este año el 32,1% de los hogares y un 40,8% de
las personas se encuentran afectados por la pobreza.
Estos
índices implican que 16 millones de argentinos viven en la pobreza y
3,6 millones en la indigencia. La cifra resulta más alarmante si se
tiene en cuenta que el 59,5% de los niños y adolescentes están
comprendidos en la pobreza, con lo que son unos 7 millones de hogares
de este grupo etario castigados.
Los
niveles de inseguridad alimentaria severa registrados por la UCA
también aumentaron: pasaron del 7,9% en el 2018 a 9,3% este año.
Estos
datos se sustentan en las mediciones de pobreza por ingreso aunque
también se midió en base a datos multidimensionales como la
alimentación, salud, servicios básicos, vivienda digna y educación,
entre otros.
“La
pobreza afecta con más intensidad a los segmentos sociales de
trabajadores marginales y el de obreros y empleados, así como a los
hogares del conurbano bonaerense”, señala el trabajo coordinado
por el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA,
Agustín Salvia.
En
los tres casos de segmento poblacional afectado, la pobreza se viene
incrementando de manera significativa desde el 2013-2014, alcanzando
en el tercer trimestre de 2019 los valores de 66,4%, 51,8% y 51,1% de
la población, respectivamente. Es decir que en este caso los
trabajadores marginales fueron los más castigados. Al mismo tiempo,
después de 2017 se remarca en el informe de la UCA un aumento
importante en la tasa de pobreza de los segmentos de clase media no
profesional: de 4,9% a 14,2%.
La
pobreza también afecta más fuertemente a los niños y adolescentes
de 0-17 años y a los jóvenes de 18 a 29 años, y en menor medida a
la población de 60 años y más. Así la encuesta de la UCA
realizada sobre 5.800 casos de poblaciones urbanas superiores a los
80.000 habitantes en la Argentina, estima que durante el tercer
trimestre de 2019, el 59,5% de los niños/as y adolescentes viven en
hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza, siendo esa
tasa la más alta de toda la serie.
El
informe revela en este sentido que “la incapacidad de alcanzar una
Canasta Básica Total en el conurbano bonaerense es mayor en
comparación con el resto de las regiones urbanas. En el otro
extremo, es la Ciudad de Buenos Aires la que evidencia menor riesgo
de pobreza”. En el conurbano bonaerense los niveles de pobreza por
ingreso se ubicaron en el 42% mientras que en la CABA en el 31%.
En
términos de evolución, se menciona que los comportamientos durante
el período considerado no presentan tendencias favorables en lo que
respecta a las desigualdades existentes entre regiones urbanas.
Según
Salvia, la tasa de pobreza se encuentra fuertemente asociada al
estrato económico-ocupacional del principal sostén del hogar. Es
decir que, en los años analizados, la pobreza por ingresos fue más
elevada en las unidades domésticas cuyo principal sostén pertenece
a la clase trabajadora marginal o a la clase obrera integrada. En el
extremo opuesto, la pobreza es casi inexistente en los hogares
correspondientes a la clase media profesional. Se destaca un aumento
superior al promedio en las tasas de pobreza entre 2018 y 2019 en los
hogares de clase obrera integrada.
Por
otra parte, los datos de la UCA revelan una fuerte asociación entre
la cantidad de carencias en las dimensiones de derechos y la
proporción de hogares/población en condición de pobreza. Mientras
que entre los hogares sin carencias en dimensiones de derechos, la
pobreza es de un dígito en toda la serie analizada, el porcentaje de
personas en situación de pobreza alcanza a alrededor del 72% entre
los hogares con tres carencias o más. La fuerte correlación entre
la cantidad de carencias en dimensiones de derechos y la
insuficiencia de ingresos para cubrir la Canasta Básica Total es
altamente significativa en todo el período analizado.
Salvia
destacó que el informe se les dio a conocer tanto a las autoridades
actuales como al gobierno entrante. “No hay un compromiso político
con ningún gobierno sino que se trata de un estudio científico que
esperemos que estos datos sirvan para generar conciencia en la
dirigencia política para encarar las mejores políticas”.
Indigencia
en alza
Según
los datos de la UCA, en el tercer trimestre de 2019, la tasa de
indigencia registró una fuerte alza con respecto tanto al año 2018
como a 2017, alcanzando los valores más altos de la década. Al
respecto, se estima que 6,5% de los hogares y 8,9% de las personas se
encuentran afectados por la indigencia.
En
este sentido, el informe revela que la indigencia afecta con más
intensidad a los segmentos sociales de la clase trabajadora marginal
y a los hogares del conurbano bonaerense. En ambos casos, es donde la
indigencia se incrementó de manera significativa a partir de
2013-2014, alcanzando en el tercer trimestre de 2019 valores de 22,1%
y 12,0% de la población, respectivamente. Destaca también el
aumento reciente en la tasa de indigencia en el segmento de obreros y
empleados: de 4,5% a 8,5%.
La
indigencia afecta también más fuertemente a los niños y
adolescentes de 0-17 años y a los jóvenes de 18 a 29 años, y en
menor medida a la población de 60 años y más. La UCA estima que
durante el tercer trimestre de 2019, el 14,8% de los niños/as y
adolescentes vivían en hogares con ingresos por debajo de la línea
de indigencia, siendo esa tasa la más alta de toda la serie.
En
la evaluación de los datos aportados, Salvia remarcó que “a pesar
del crecimiento económico, las políticas de protección del mercado
interno y la ampliación de las políticas sociales, con cada ciclo
económico se reproducen barreras productivas estructurales que ponen
límites a la caída de la pobreza y a procesos de convergencia a
nivel social y regional".
El
informe de la UCA revela en este sentido que tanto la desigualdad
persistente como la pobreza estructural son resultado de un modelo
económico-productivo desequilibrado con efectos de exclusión,
marginalidad y desigualdad a nivel socio-cultural, socio-demográfico
y socio-ocupacional.
Si
bien se expande por momentos la economía vinculada al sector externo
(condición necesaria para el crecimiento), no ocurren “derrames”
hacia los sectores menos dinámicos sino que hay políticas activas
redistributivas y de desarrollo productivo local-regional hacia el
sector informal y el mercado interno.
También
el informe de la UCA pone relevancia en que la actual crisis
2018-2019 –al igual que en 2008, 2014 y 2016– no ha sido
destructiva del sistema productivo ni financiero formal. Sin embargo,
han sido “corrosivas para la micro, pequeña y mediana empresa, así
como para los sectores de la economía social”. El principal
mecanismo de transmisión de este deterioro es la retracción del
mercado interno y de las capacidades productivas del sector informal.
Hacia
adelante, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA revela que si
bien es “muy probable” que durante el cuarto trimestre se llegue
a un piso de coyuntura crítica en materia socio-económica y
socio-ocupacional, la reactivación no parece ser una reacción
factible en el corto plazo.
En
tanto se mantenga la actual política recesiva, señala la UCA, sólo
cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y
de la precariedad laboral, y por lo tanto, de las desigualdades
estructurales que afectan al mercado de trabajo, con efectos directos
sobre la pobreza.
Con
vistas a lo que puede deparar la política social del nuevo gobierno
de Alberto Fernández, el informe de la UCA dice que “un cambio de
rumbo estructural no sólo necesitará de fuertes inversiones e
impulso a las exportaciones, sino también de políticas que
reactiven el mercado interno”.
FUENTE. www.infobae.com
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