Los niños son esclavos de los traficantes, y son obligados a someterse a la prostitución...
Todas las constituciones reconocen los derechos de los niños a la escuela y a una infancia feliz. Sin embargo, hay realidades diarias que violan esos derechos básicos, y pasan muchas veces silenciosamente, porque los afectados, los niños, no tienen como defenderse. Entre ellas:
" 200 millones de niños son explotados a través del trabajo infantil en el mundo, y 17 millones de niños de 5 a 17 años trabajan en América Latina.
" En la región sólo uno de cada tres niños pobres termina la secundaria y el trabajo infantil es una causa central de ello.
" La OIT plantea que violando la Convención Internacional más firmada del mundo, la que establece los derechos del niño, uno de cada seis niños de 5 a 17 años del mundo es víctima del trabajo infantil. Advierte que las consecuencias son que "muchos de esos niños se ven forzados a arriesgar su salud y sus vidas, e hipotecar su futuro como adultos productivos".
" 121 millones de niños no van a la escuela.
" 10 millones de niñas trabajan como sirvientas. Hay más niñas trabajando en ello que en ninguna otra forma de trabajo. Según la ONU "esta modalidad de explotación infantil genera cada vez más preocupación en el mundo". En un país como Etiopía las niñas menores de 14 años de edad que realizan esas tareas reciben un sueldo mensual de 1,20 dólar.
Según un reciente informe de la OIT y el Departamento de Trabajo de EEUU hay niños trabajando en 58 países. Entre otras labores, producen pelotas de futbol con las que jugarán otros niños, están en las plantaciones de café en América Central, en la construcción, en labores agrícolas duras, en las minas, son vendedores ambulantes.
A todas estas lacras se suma la trata de niños. Una estimación del 2000, la ubicaba en un millón 200.000 niños. Se los seduce con la promesa de un buen trabajo y educación en otro país. Luego indocumentados y al margen de cualquier tipo de protección son verdaderos esclavos de los traficantes, y son obligados a someterse a la prostitución, la servidumbre doméstica, o trabajos de alto riesgo. Se mueven tras ese comercio infame intereses económicos, que amenazan a quienes tratan de detenerlo.
Una de las expresiones más oprimentes del trabajo infantil son los "niños de la calle", millones en América Latina. Allí sufren todo orden de vejaciones, son perseguidos y maltratados, y en algunos países objetos de exterminio por grupos asesinos. Están en la calle porque vienen de la pobreza extrema, de familias desarticuladas, no hay escuelas para ellos, y son excluidos de todos lados. Cuando se intenta seriamente es posible recuperarlos plenamente.
El Informe del Departamento de Trabajo de EEUU, concluye denunciando como repetidamente lo ha hecho la OIT que: "Mucha gente piensa que la esclavitud ha terminado y que el trabajo infantil es una cosa del pasado. Este informe muestra que son problemas del siglo XXI".
Constituyen una afrenta ética para el mundo y para América Latina que no debe continuar.
Todas las constituciones reconocen los derechos de los niños a la escuela y a una infancia feliz. Sin embargo, hay realidades diarias que violan esos derechos básicos, y pasan muchas veces silenciosamente, porque los afectados, los niños, no tienen como defenderse. Entre ellas:
" 200 millones de niños son explotados a través del trabajo infantil en el mundo, y 17 millones de niños de 5 a 17 años trabajan en América Latina.
" En la región sólo uno de cada tres niños pobres termina la secundaria y el trabajo infantil es una causa central de ello.
" La OIT plantea que violando la Convención Internacional más firmada del mundo, la que establece los derechos del niño, uno de cada seis niños de 5 a 17 años del mundo es víctima del trabajo infantil. Advierte que las consecuencias son que "muchos de esos niños se ven forzados a arriesgar su salud y sus vidas, e hipotecar su futuro como adultos productivos".
" 121 millones de niños no van a la escuela.
" 10 millones de niñas trabajan como sirvientas. Hay más niñas trabajando en ello que en ninguna otra forma de trabajo. Según la ONU "esta modalidad de explotación infantil genera cada vez más preocupación en el mundo". En un país como Etiopía las niñas menores de 14 años de edad que realizan esas tareas reciben un sueldo mensual de 1,20 dólar.
Según un reciente informe de la OIT y el Departamento de Trabajo de EEUU hay niños trabajando en 58 países. Entre otras labores, producen pelotas de futbol con las que jugarán otros niños, están en las plantaciones de café en América Central, en la construcción, en labores agrícolas duras, en las minas, son vendedores ambulantes.
A todas estas lacras se suma la trata de niños. Una estimación del 2000, la ubicaba en un millón 200.000 niños. Se los seduce con la promesa de un buen trabajo y educación en otro país. Luego indocumentados y al margen de cualquier tipo de protección son verdaderos esclavos de los traficantes, y son obligados a someterse a la prostitución, la servidumbre doméstica, o trabajos de alto riesgo. Se mueven tras ese comercio infame intereses económicos, que amenazan a quienes tratan de detenerlo.
Una de las expresiones más oprimentes del trabajo infantil son los "niños de la calle", millones en América Latina. Allí sufren todo orden de vejaciones, son perseguidos y maltratados, y en algunos países objetos de exterminio por grupos asesinos. Están en la calle porque vienen de la pobreza extrema, de familias desarticuladas, no hay escuelas para ellos, y son excluidos de todos lados. Cuando se intenta seriamente es posible recuperarlos plenamente.
El Informe del Departamento de Trabajo de EEUU, concluye denunciando como repetidamente lo ha hecho la OIT que: "Mucha gente piensa que la esclavitud ha terminado y que el trabajo infantil es una cosa del pasado. Este informe muestra que son problemas del siglo XXI".
Constituyen una afrenta ética para el mundo y para América Latina que no debe continuar.
Fuente: http://www.eluniversal.com/
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