domingo, 2 de diciembre de 2012

Hay casi 2 mil niños con problemáticas sociales

De la matrícula total, unos 1.600 tienen las necesidades básicas insatisfechas, mientras que 240 sufren situaciones de alto riesgo, como abuso, maltrato o ambientes insanos.
Del total de 8.788 chicos que concurren a los jardines de infantes públicos del distrito de Bahía Blanca, alrededor de 240 presentan situaciones de alto riesgo y unos 1.600 poseen sus necesidades básicas insatisfechas (NBI).
En este último caso, la cifra casi se duplicó respecto del inicio del ciclo lectivo, aunque lo contrario sucedió con los casos de peligro extremo, que evidenciaron, durante el mismo período, un leve descenso.
Más allá de estos vaivenes, los números no dejan de ser preocupantes si se tiene en cuenta que alrededor de 2 mil menores de entre 2 y 5 años sufren diversas problemáticas, algunas de ellas de muchísima gravedad.
El inspector jefe distrital de Educación, Santiago del Santo, reconoció ante "La Nueva Provincia" que existe un incremento de situaciones de emergencia entre los más pequeños.
Enumeró casos de violencia, abusos de distinto tipo, maltrato y trabajo infantil, drogadicción en el ambiente, delincuencia, alcoholismo y mendicidad o cirujeo.
En cuanto a necesidades básicas insatisfechas, puntualizó falta de vivienda, precariedad en la misma o carencia de servicios públicos, hacinamiento, falta de acceso a servicios de salud, desnutrición, padres desempleados o subempleados,
hogares con ausentismo escolar infantil y analfabetismo.
"El descenso respecto de los casos de alto riesgo es el resultado de una tarea articulada con el servicio local de Protección de los Derechos del Niño y el Adolescente, dependencia del Poder Judicial y que trabaja en forma articulada con el municipio", sostuvo el funcionario.
Se trabaja en cada barrio, con la presencia de asistentes sociales, abogados y psicólogos.
Agregó que en el ámbito educativo desde 2011 funcionan dos equipos de primera infancia y un centro de orientación familiar que trabajan específicamente en los casos de alta vulnerabilidad, con muy buenos resultados.
A esto debe sumarse la tarea del Equipo Distrital de Infanto-Adolescencia (EDIA).
"Como escuela debemos aprender a utilizar las herramientas que poseemos para atender a todos los niños, presenten o no dificultades, y en estos últimos casos esas tareas deben ir de la mano con los trabajos de promoción en salud", sostuvo.
Del Santo admitió que la realidad expuesta es preocupante y que si bien la escuela no es directamente responsable de ciertas situaciones, sí lo es en cuanto a la detección y posterior derivación de los chicos a los equipos que funcionan en red, como de orientación escolar, asistentes sociales y maestros recuperadores.
"Ese es, precisamente, el desafío del sistema educativo: contar con la cobertura de más cantidad de equipos, porque actualmente no estamos en la situación ideal. Entendemos la tarea docente como de corresponsabilidad con los otros actores del Estado y con la ciudadanía en general", advirtió.
Expresó el jefe distrital que existen ciertos mitos en la población relacionados con asociar pobreza con vulnerabilidad de derechos.
"Esto no es así. Aunque a veces se da, no debemos entender a la pobreza como un mal genético o endémico que se contagia", puntualizó.
Menos comedores. Señaló Del Santo que la tendencia es que descienda paulatinamente el número de comedores escolares --y las escuelas ofrezcan sólo merienda y cada vez menos servicios alimentarios--, destacó que los barrios que más incidencia poseen en cuanto a NBI en edades tempranas son Villa Rosario, Villa Nocito, Tambor de Tacuarí, Bajo Rondeau, Vista Alegre, Villa Irupé, Villa Muñiz, 12 de octubre, Villa Cerrito, Sánchez Elía y la zona aledaña al Penna.
"Las necesidades básicas insatisfechas son realidades que preocupan mucho en todos los jardines de infantes. Se trata de resortes que nos impactan porque nunca es agradable constatar papás desempleados, chicos sin vacunas ni alimentación adecuada", enumeró.
Diferenció que la vulnerabilidad educativa está dada por cuestiones materiales y simbólicas que afectan negativamente las trayectorias de los alumnos en las escuelas.
"Todo esto nos conmueve y, si bien no es nuestra responsabilidad específica, lo hacemos en corresponsabilidad, es decir, no somos responsables directos frente a problemáticas laborales, de vivienda, salud, hacinamiento, pero sí debemos actuar en todo lo que esté a nuestro alcance", mencionó.
Diferenció que las NBI son consecuencia de las cuestiones materiales que no se dan en los ámbitos hogareños, aunque también suelen aflorar causas simbólicas, como familias que ignoran la obligatoriedad de la Educación.
Fuente: www.lanueva.com.ar

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