Lejos, muy lejos de las cifras del Instituto Nacional
de Estadística y Censos (Indec), la pobreza asciende a 37,4%,
equivalente a 9.429.000 personas, según las estimaciones de los
técnicos que realizaban estas mediciones hasta el inicio de la
manipulación de los datos, en 2007.
Así lo indica un trabajo difundido por la comisión
interna de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que mantiene
una postura crítica respecto de la estrategia adoptada por el Gobierno
en el instituto que lidera Ana Edwin.
En cambio, los datos oficiales indican que la pobreza representa 6,5%, y la indigencia, 1,7 por ciento.
Al tomar como base la canasta de consumo de la ciudad
de Buenos Aires de enero de 2012, realizada por la dirección de
estadísticas porteña, el porcentaje de pobreza ascendería a 37,4% de las
personas y 28,8% de los hogares en todo el país, mientras que la
indigencia asciende a 9,3% y 6,7%, respectivamente, según el informe. El
trabajo fue presentado por los líderes de ATE, con el aporte de las
encargadas de hacer las mediciones clave del Indec, Cynthia Pok (de la
Encuesta Permanente de Hogares) y Marcela Almeida (IPC) hasta que fue
intervenido por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno,
durante la gestión ministerial de Felisa Miceli en el gobierno de Néstor
Kirchner. Los técnicos presentaron una serie de escenarios basados en
los microdatos de la EPH que procesa el Indec y en los precios de las
ciudades de Buenos Aires y Rosario, que presentan resultados similares.
En este caso, ascienden a 18,2% la pobreza y a 4% la indigencia.
Si bien los técnicos reconocen que los microdatos de la
encuesta no son totalmente confiables, afirman que permiten tener una
base de cálculo más realista si se los cruza con los precios promedio de
cada una de estas dos ciudades, en lugar de los que toma en cuenta el
Indec.
La diferencia entre las cuestionadas estadísticas
oficiales y las provinciales es de 180% para la pobreza y de 135,3% para
la indigencia. "Los dos arrojan el mismo resultado sobre la base de la
canasta que se toma en cuenta ahora y que también nos servía a nosotros
como base para la EPH ", indicó Pok a LA NACION.
Con una canasta más actualizada -medida el año pasado por la
dirección de estadística porteña- los técnicos estimaron que la pobreza
podría llegar a 37,4% en los 31 aglomerados urbanos considerados por el
Indec para medir pobreza.
Si el instituto nacional tomara en cuenta esta canasta
actualizada para sus mediciones debería exhibir un resultado similar. En
términos absolutos, la cifra de 9.429.000 se estiraría hasta los
13.800.000 si no se tomaran solamente los aglomerados urbanos sino toda
la población nacional, indicaron desde ATE.
Si se toma como fotografía el resultado con la canasta
actual del Indec (y por lo tanto se acepta que la pobreza es de 18% ),
el porcentaje "alcanzaría valores similares a los que oficialmente medía
y publicaba el Indec a mediados de la década del 90", advirtieron los
funcionarios públicos.
De inmediato, aclararon que "al comparar estos
resultados con los últimos datos confiables [segundo semestre de 2006],
la pobreza y la indigencia se redujeron", ya que en ese momento llegaban
respectivamente a 26,9 y 8,7 por ciento. Desde entonces, cuando comenzó
la manipulación del índice de precios al consumidor y luego los datos
sociales, no se sabe en forma precisa cuál es el nivel de personas que
no tienen sus necesidades básicas cubiertas.
Por lo tanto, indicaron ayer, la "reducción es
significativamente menor que la declamada por la intervención", que no
es tomada en cuenta ni siquiera por los centros de estudio ligados al
oficialismo, como el Centro de Investigación y Formación de la República
Argentina (Cifra) de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) de
Hugo Yasky.
Pok admitió que los datos cada vez son más difíciles de
sistematizar, por la decisión de la mayoría de las provincias de no
publicar datos propios (con la excepción de Santa Fe, San Luis y el
distrito porteño). Este alineamiento de las provincias con el Indec se
relaciona con la presión del FMI para que haya un nuevo índice de
precios al consumidor que no tomará en cuenta la distorsión de los
últimos años (ver aparte).
"De cada una de las crisis el nivel de pobreza nunca
vuelve a niveles más bajos que los techos alcanzados previamente. Por
eso destacamos la baja, pero aclarando que no es tan fuerte", sostuvo
Pok. Así, el proceso de fuerte crecimiento del PBI registrado desde
fines de 2002 no se tradujo en una recomposición tan importante del
tejido social.
Por Martín Kanenguiser | LA NACION
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