Más de una veintena de vidrieras permanecen vacías en un radio de cinco cuadras alrededor de la plaza Rivadavia. Representantes de la Cámara de Comercio y de la Cámara Inmobiliaria dieron a conocer algunos fenómenos influyentes en el mercado bahiense.
El valor de los alquileres sería un aspecto ineludible para comprender la presencia repetida de locales cerrados en algunos sectores del microcentro bahiense.
Si bien la retracción comercial resultaría un fenómeno común en gran parte de las ciudades argentinas, a nivel local las exigencias de los propietarios --aunque no resulten exhorbitantes--, dificultan la permanencia de no pocos comerciantes, quienes no pueden afrontar los costos operativos de la actividad.
Asimismo, aunque tal vez menos evidente a los ojos, resulta la tendencia a la rotación de los puestos de venta, aspecto que pone de manifiesto la poca vida que garantizan algunos rubros.
El presidente de la Cámara de Comercio de Bahía Blanca, Martín Garmendia, opinó que la inflación es otro aspecto con incidencia directa en la merma de la actividad comercial, por cuanto terminó sepultando los días de ventas masivas.
En igual sentido también se pronunciaron José Luis González Ceñera y Jorge Garber, vicepresidente y vocal, respectivamente, de la Cámara Inmobiliaria local. Ambos señalaron a este diario que los días de ventas se limitan a jueves, viernes y sábado, junto con algunas fechas claves como fin de año, Navidad, Día del Niño o de la Madre, entre otras.
Pero González Ceñera agregó a la lista otro motivo que, a su entender, estaría comprometiendo el pleno desarrollo de la vida comercial bahiense.
"La circulación de gente es lo que mueve el comercio. Esto provocaría que calles como Zelarrayán o Lamadrid, carentes de una mayor atracción, tengan locales sin ocupar".
El foco. Las primeras cuadras de Alsina y O'Higgins, así como las de Belgrano y Donado, son desde siempre las vedetes de la actividad comercial bahiense.
En dichos sectores casi no se ven locales inactivos. Sin embargo, continuando un recorrido minucioso por el microcentro, las vidrieras vacías podrían contarse de a dos, o incluso tres, por cuadra.
La intensidad del tránsito peatonal, en tanto, se define de acuerdo con el horarios bancario, sobre todo por calle Chiclana y Estomba. Fuera de este la actividad comercial adquiere un ritmo más calmo.
Es allí donde se marca bien la diferencia entre veredas: del lado de los bancos hay más movimiento, por lo que los precios de los alquileres son más altos que los de enfrente.
Manchón de rouge. González Ceñera y Garber coincidieron en asegurar que, entre 2006 y 2008, el negocio de los alquileres funcionó muy bien y que, hasta entonces, los propietarios podían soñar con una buena renta.
"Hablaban de la ciudad como si se tratase de Nueva York, pero hoy nos acompaña el correlato de la inflación y un techo que está cada vez más cerca", puntualizaron.
Fue en 2008 cuando, según Garber, surgió un momento de inflexión en el negocio.
"El comercio Rouge alquiló en calle Alsina un local a un precio sideral para la época, entre 18 y 20 mil pesos. Esto degeneró el mercado, dado que muchos propietarios quisieron imponer también valores altos. Muchos se engancharon y a los seis meses no tenían más inquilinos", explicó.
Hoy aumentó la cantidad de locales destinados al comercio, a pesar de que la demanda es más exigente y selectiva.
"La estadística indica que la renta anual de un local comercial siempre es mayor comparada con la de un departamento y con casi cero problemas. Ante esta alternativa de ganar más se aumentaron las demoliciones y la instalación de vidrieras", apuntó González Ceñera.
Aumentos
Para Martín Garmendia, otro foco de preocupación que se comparte a nivel nacional es el reclamo que llevan adelante los gremios.
"Están pidiendo aumentar los sueldos básicos a 3.000 pesos, lo que comprometería la situación de muchos comercios. Entonces quedarán dos alternativas: se traslada a los precios o habrá despidos", deslizó.
Con todo, Garmendia descree que se trate de una crisis puntual del comercio bahiense. Y lo ejemplifica: "En Buenos Aires se vive el mismo fenómeno de cierre de locales, incluso en avenidas importantes como Santa Fe o Cabildo".
A su criterio, la situación local podría ser el resultado de un reacomodamiento geográfico y afirma que si bien hay vidrieras vacías en áreas más visibles, en los últimos años la apertura de comercios ha proliferado en muchos barrios.
La nueva peatonal. "Es una excelente obra. Pero lo que nos preguntamos dentro de la Cámara de Comercio es si la hicimos en el tiempo necesario. De haberla instalado hace 20 años atrás hoy estaríamos pensando la ciudad de otra forma", apuntó Martín Garmendia.
Las "Saladitas"
Una de las discusiones centrales en el primer encuentro de la Comisión Provincia de Buenos Aires de la Cámara Argentina de Comercio --recién creada--, es la posible instalación en Bahía Blanca de las comúnmente llamadas "Saladitas".
Se trata de exitosas ferias nacidas en el Gran Buenos Aires, cuyo nivel de ventas responde, principalmente, a sus bajos precios. ¿El motivo? La habilidad para eludir responsabilidades en el uso de marcas y patentes.
El riesgo para los comerciantes locales sería grande. Pero, según Martín Garmendia, las probabilidades de que esto se concrete son "relativas".
"Si tenemos una rápida reacción es muy posible que el Concejo Deliberante y el Ejecutivo entiendan que esto va en prejuicio de los comerciantes locales y de la actividad local. De lo contrario tendría que salir una ordenanza que, al menos por un período de meses, esté vedado cualquier otorgamiento de una habilitación", explicó.
Si bien la retracción comercial resultaría un fenómeno común en gran parte de las ciudades argentinas, a nivel local las exigencias de los propietarios --aunque no resulten exhorbitantes--, dificultan la permanencia de no pocos comerciantes, quienes no pueden afrontar los costos operativos de la actividad.
Asimismo, aunque tal vez menos evidente a los ojos, resulta la tendencia a la rotación de los puestos de venta, aspecto que pone de manifiesto la poca vida que garantizan algunos rubros.
El presidente de la Cámara de Comercio de Bahía Blanca, Martín Garmendia, opinó que la inflación es otro aspecto con incidencia directa en la merma de la actividad comercial, por cuanto terminó sepultando los días de ventas masivas.
En igual sentido también se pronunciaron José Luis González Ceñera y Jorge Garber, vicepresidente y vocal, respectivamente, de la Cámara Inmobiliaria local. Ambos señalaron a este diario que los días de ventas se limitan a jueves, viernes y sábado, junto con algunas fechas claves como fin de año, Navidad, Día del Niño o de la Madre, entre otras.
Pero González Ceñera agregó a la lista otro motivo que, a su entender, estaría comprometiendo el pleno desarrollo de la vida comercial bahiense.
"La circulación de gente es lo que mueve el comercio. Esto provocaría que calles como Zelarrayán o Lamadrid, carentes de una mayor atracción, tengan locales sin ocupar".
El foco. Las primeras cuadras de Alsina y O'Higgins, así como las de Belgrano y Donado, son desde siempre las vedetes de la actividad comercial bahiense.
En dichos sectores casi no se ven locales inactivos. Sin embargo, continuando un recorrido minucioso por el microcentro, las vidrieras vacías podrían contarse de a dos, o incluso tres, por cuadra.
La intensidad del tránsito peatonal, en tanto, se define de acuerdo con el horarios bancario, sobre todo por calle Chiclana y Estomba. Fuera de este la actividad comercial adquiere un ritmo más calmo.
Es allí donde se marca bien la diferencia entre veredas: del lado de los bancos hay más movimiento, por lo que los precios de los alquileres son más altos que los de enfrente.
Manchón de rouge. González Ceñera y Garber coincidieron en asegurar que, entre 2006 y 2008, el negocio de los alquileres funcionó muy bien y que, hasta entonces, los propietarios podían soñar con una buena renta.
"Hablaban de la ciudad como si se tratase de Nueva York, pero hoy nos acompaña el correlato de la inflación y un techo que está cada vez más cerca", puntualizaron.
Fue en 2008 cuando, según Garber, surgió un momento de inflexión en el negocio.
"El comercio Rouge alquiló en calle Alsina un local a un precio sideral para la época, entre 18 y 20 mil pesos. Esto degeneró el mercado, dado que muchos propietarios quisieron imponer también valores altos. Muchos se engancharon y a los seis meses no tenían más inquilinos", explicó.
Hoy aumentó la cantidad de locales destinados al comercio, a pesar de que la demanda es más exigente y selectiva.
"La estadística indica que la renta anual de un local comercial siempre es mayor comparada con la de un departamento y con casi cero problemas. Ante esta alternativa de ganar más se aumentaron las demoliciones y la instalación de vidrieras", apuntó González Ceñera.
Aumentos
Para Martín Garmendia, otro foco de preocupación que se comparte a nivel nacional es el reclamo que llevan adelante los gremios.
"Están pidiendo aumentar los sueldos básicos a 3.000 pesos, lo que comprometería la situación de muchos comercios. Entonces quedarán dos alternativas: se traslada a los precios o habrá despidos", deslizó.
Con todo, Garmendia descree que se trate de una crisis puntual del comercio bahiense. Y lo ejemplifica: "En Buenos Aires se vive el mismo fenómeno de cierre de locales, incluso en avenidas importantes como Santa Fe o Cabildo".
A su criterio, la situación local podría ser el resultado de un reacomodamiento geográfico y afirma que si bien hay vidrieras vacías en áreas más visibles, en los últimos años la apertura de comercios ha proliferado en muchos barrios.
La nueva peatonal. "Es una excelente obra. Pero lo que nos preguntamos dentro de la Cámara de Comercio es si la hicimos en el tiempo necesario. De haberla instalado hace 20 años atrás hoy estaríamos pensando la ciudad de otra forma", apuntó Martín Garmendia.
Las "Saladitas"
Una de las discusiones centrales en el primer encuentro de la Comisión Provincia de Buenos Aires de la Cámara Argentina de Comercio --recién creada--, es la posible instalación en Bahía Blanca de las comúnmente llamadas "Saladitas".
Se trata de exitosas ferias nacidas en el Gran Buenos Aires, cuyo nivel de ventas responde, principalmente, a sus bajos precios. ¿El motivo? La habilidad para eludir responsabilidades en el uso de marcas y patentes.
El riesgo para los comerciantes locales sería grande. Pero, según Martín Garmendia, las probabilidades de que esto se concrete son "relativas".
"Si tenemos una rápida reacción es muy posible que el Concejo Deliberante y el Ejecutivo entiendan que esto va en prejuicio de los comerciantes locales y de la actividad local. De lo contrario tendría que salir una ordenanza que, al menos por un período de meses, esté vedado cualquier otorgamiento de una habilitación", explicó.
Fuento: www.lanueva.com.ar
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